El marketing digital actualmente es más complejo y más importante que nunca pues conlleva múltiples puntos de contacto, métricas de diferentes fuentes, entre otros y todo ello dificulta tener una visión global de lo que está ocurriendo.
Hacer una auditoría de marketing digital permite asegurar que no se te está escapando nada importante y así optimizas tus procesos para generar clientes potenciales (leads).
¿Qué es una auditoría de marketing digital?
Una auditoría es un análisis y revisión de todas las acciones y estrategias que una empresa ha realizado para establecer y mejorar su presencia online y los resultados de las mismas. Este proceso busca responder a preguntas como qué modelo de negocio tiene el proyecto, cómo conseguir leads, cuáles son sus canales más y menos efectivos y cómo se integran las estrategias de marketing de contenidos y publicidad.
Frecuencia de las auditorías y ventajas
Lo ideal es realizarlas de manera periódica en función de las siguientes ventajas:
- Permite obtener una visión objetiva de los resultados y estrategias.
- Ayuda a la toma de decisiones.
- Mejora la presencia de la marca.
- Mejora los resultados de la empresa al detectar posibles problemas y oportunidades para alinear las acciones digitales con el modelo de negocio global.
¿Qué debe incluir?
Los apartados principales que deben incluir son:
- Definición de objetivos: qué se quiere conseguir mediante la auditoría y definir las métricas que te ayuden a saber si se ha conseguido o no.
- Análisis de la situación de partida de la marca.
- Análisis de los canales digitales de la marca: incluir todos los canales online y analizar las acciones realizadas en ellos y sus resultados.
- Análisis de la competencia y el sector: analizar la presencia de los competidores para identificar sus puntos fuertes y débiles y así obtener una referencia de la situación del mercado.
Es así como se realiza la revisión y evaluación de todas las estrategias, acciones y/o programas relaciones con el marketing que está siendo utilizado en tu empresa, con el fin de detectar fallas y puntos débiles o, simplemente, analizar la rentabilidad de las inversiones.